jueves, 4 de agosto de 2016

Los mil y un colores del Taj Mahal

En mi primera publicación en Principia hablo sobre la degradación del Taj Mahal. La cosa empieza así:
Ane se levantó temprano como cada sábado que el cuerpo se lo permitía. Siguiendo su particular rutina se recompensó con un desayuno en el bar de la esquina: café con leche, zumo de naranja, un pincho de tortilla y un periódico por estrenar. Ese era el premio por haber resistido las tentaciones nocturnas. Leer más.